por Silvia Escribano
socia directora de ISAVIA Consultores

¿Tienes 10 minutos?

Te invito a que te sientes en una posición cómoda, cierres los ojos, apoyes la espalda contra la pared, te tapes con una manta liviana y busques una respiración consciente. Inhala, exhala, inhala, exhala,…
Es muy probable que la mente no se te queda en blanco, pero quizá los pensamientos comiencen a espaciarse. Viene la preocupación por un conflicto de trabajo, se aleja la preocupación porque mi hijo apruebe el examen de inglés, viene a mi mente mi próxima revisión médica, aparece una idea sugerente sobre mis próximas vacaciones y así
sucesivamente. Tu capacidad respiratoria se vuelve más regular y tu mente deja pasar los pensamientos sin ansiedad, sin apego, con distancia pero con mayor claridad. Eso es meditar, eso es mindfulness. El culto a la atención plena.

¿Atención o concentración?

¿Atención a que? Atención a la experiencia en el momento presente, que es donde se vive la vida. El único momento que tenemos para percibir, aprender, crecer o cambiar. Y sin juzgar, suspendiendo nuestros juicios, dejándolos temporalmente de lado aunque nos resulte difícil.
Pero, ¿en que consiste el mindfulness? En realidad no es una metodología nueva. Es un conjunto de técnicas milenarias de las tradiciones espirituales orientales que potencian la atención, la concentración y la claridad mental. Nos da la capacidad para saber qué pasa dentro y fuera de nosotros, nos ayuda a acceder a nuestra conciencia natural.
Hoy sé que “la ciencia de la atención plena” va a revolucionar el mundo de la empresa y del liderazgo, introduciéndose como un entrenamiento esencial para los directivos y empresarios. Déjame que te cuente.
El gran aliado: la neurociencia. La ciencia ha certificado y demostrado el impacto positivo del mindfulness en nuestro cerebro. El cerebro es el órgano más poderoso que tenemos, y también el que tiene mayor potencial para transformarnos como profesionales y como líderes.

La práctica de Mindfulness podría ayudarnos a suprimir la sobrecarga de información, mejorar la memoria y aliviar el dolor. Entre los beneficios más tangibles están la reducción del estrés, mayor rendimiento, más capacidad para focalizarse en lo importante, más claridad para tomar mejores decisiones, y una capacidad para distanciarse y ver todo con una mayor visión y perspectiva.

¿Cómo funciona nuestro cerebro mientras trabajamos?

Existen creencias erróneas que se perpetúan en el tiempo, a pesar de que en la actualidad hay pruebas suficientes para refutarlas.
El cerebro no se cansa…¡Claro que sí! Está diseñado para alternar ciclos de actividad máxima y de inactividad. La energía es limitada. Actividades de análisis y planificación ( entre otras) consumen grandes cantidades de energía. Si la energía se reduce el cerebro se cansa. Necesita glucosa y oxígeno.
– Somos capaces de hacer varias cosas a la vez de forma eficaz…¿ Eres de los que navegas por internet a la vez que hablas por telefóno o repondes un correo electrónico mientas asistes a una reunión? Tiene un coste. Cometer errores y/o tener accidentes más o menos graves. Pérdida de oportunidades que solo se manifiestan en el presente y que no vemos. Un sistema nervioso siempre a pleno rendimiento. Si no se relaja, se estresa… Hoy sabemos que un cerebro conectado es un cerebro feliz.

¿Y qué efectos produce el mindfulness en el cerebro?

Se ha descubierto que al menos 8 regiones diferentes del cerebro se ven afectadas por la práctica del mindfulness. Déjame destacar dos. La región cingulada anterior (tras el lóbulo frontal), asociada a la autorregulación. Y el hipocampo, parte del sistema límbico asociado a la emoción y la memoria. Además cambia las ondas cerebrales, como cualquier proceso de atención.

Uno de los descubrimientos más importantes de la neurociencia es la neuroplasticidad. Tenemos oportunidades reales de entrenar al cerebro para que adopte hábitos positivos. Es posible entrenar esta capacidad. Mantener la mente concentrada en el momento y lugar presentes es una de las mejores maneras de conseguirlo
Si queremos por tanto aumentar la productividad en nuestros equipos, la visión estratégica, nuestra inteligencia emocional y ser más creativos e innovadores…. es preciso conocer mejor nuestro cerebro y sus limitaciones.

Cambia tus hábitos de trabajo y el flujo de tu atención. Cambia tu vida.

Con sólo practicar unos minutos al día de mindfulness durante 8 semanas , se puede cambiar la estructura física del cerebro. La práctica de la consciencia crea y refuerza las conexiones del mismo. Observar los pensamientos sin juzgar sirve como entrenamiento para el cerebro y le permite lograr una mayor estabilidad emocional.
Las empresas más innovadoras del mundo no pueden estar equivocadas…

¿Y tú, tienes 10 minutos?

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